¿Sabías que el impacto de la Revolución Industrial en la economía y la sociedad británica fue relativamente reducido hasta mediados del siglo XIX?Es habitual encontrarse con la idea de que la Revolución Industrial, al ser una “revolución”, modificó profundamente las estructuras sociales y económicas de la sociedad británica (especialmente inglesa) de una forma rápida y tajante. La primera parte de esta aseveración, referida a una transformación socioeconómica profunda, es esencialmente correcta. La segunda, asociada al carácter breve y tajante de dicha transformación, no lo es.Aquí hay que recordar que la Revolución Industrial constituyó un proceso a largo plazo. Algunos de los factores que la produjeron e influyeron sobre ella se constatan desde el siglo XVII. Por otro lado, no está claro que esta revolución acabara con la aparición y difusión de las máquinas textiles y los primeros establecimientos que pueden denominarse propiamente “fábricas” a finales del siglo XVIII. Ni siquiera puede aseverarse que la economía inglesa estuviera “industrializada” en las primeras décadas de la centuria siguiente. No fue hasta 1815 cuando el sector secundario alcanzó un tercio del PIB inglés y, en ese momento, el único sector mecanizado e industrializado era el textil algodonero. La mecanización industrial y las formas fabriles de producción se extendieron a otras ramas de producción manufacturera durante los decenios siguientes, impulsadas, entre otras cosas, por el desarrollo del ferrocarril y de la navegación a vapor.No es de extrañar que el impacto social de estos cambios económicos a largo plazo tampoco se documente con claridad. La aparición de una nutrida clase obrera industrial y proletarizada, habitualmente tenida como una de las consecuencias sociales de la Revolución Industrial, no se constata hasta la segunda mitad del siglo XIX. De hecho, la clase proletaria industrial no sustituyó ni reemplazó a los amplios grupos de trabajadores que trabajaban en sus hogares o en pequeños talleres y sobre los que se cimentó buena parte del desarrollo industrial inglés y de otros países. Aunque algunos pensadores supusieron que estos trabajadores especializados acabarían desapareciendo con rapidez, lo cierto es que sobrevivieron hasta el siglo XX. Para saber másEric J. Hobsbawm, “La formación de la clase obrera, 1870-1914”, en El mundo del trabajo (1987, pp. 238-263).Sugerencias temáticas
Autores: Jesús de Felipe Redondo y Misael Arturo López Zapico (Universidad Autónoma de Madrid)