Luis Valls rigió los destinos del Banco Popular, llegando a convertirlo en un referente mundial en materia de eficiencia y rentabilidad. Según el propio Valls, la clave del éxito del Popular desde 1954 fue la separación entre la propiedad –el Consejo– y la gestión –los directivos– del banco. Las reformas no se limitaron al aspecto organizativo. Otros ámbitos importantes fueron: la selección y promoción del personal, la transparencia interna y externa, la atención al cliente, y la responsabilidad social.