¿Sabías que la política que defiende la no intervención del Estado en el libre mercado, en realidad, sí que interviene en el mercado de forma constante y sistemática? Es posible que hayas oído hablar de los principios del liberalismo económico acerca de la no intervención del Estado. Desde, al menos, las obras de Adam Smith y su conocida tesis de la “mano invisible”, los economistas liberales clásicos (y no tan clásicos) han defendido que solamente el libre mercado permite el enriquecimiento de las naciones. Y que, por tanto, los Estados (o, en palabras de Smith, el “Soberano”) han de evitar inmiscuirse en la esfera de las libertades de los individuos. De ahí que los gobiernos liberales que se fueron implantando en el mundo occidental desde finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX procurasen implementar dicho principio fundamental como base para su crecimiento económico. Sin embargo, una cosa es la teoría y otra la práctica. Los Estados liberales europeos decimonónicos, incluyendo aquí los más acérrimos defensores del librecambio, no dudaron en intervenir en la esfera económica. Más aun, la mayoría de estas intervenciones se hicieron, paradójicamente, en defensa del propio libre mercado. Entre estas intervenciones destacan:
Existe, además, otra circunstancia en la que se aprecia este respaldo de los gobiernos a ciertos agentes productivos, en este caso referida al mercado laboral. Se trata de la represión constante y sistemática del movimiento obrero del siglo XIX. Así, mientras los trabajadores se vieron legalmente imposibilitados para crear asociaciones para defender lo que ellos concebían como sus derechos e intereses individuales, los empresarios dispusieron del apoyo legal para crear asociaciones empresariales con las que actuaban directamente en el mercado laboral. Por ejemplo, imponiendo rebajas salariales y la ampliación de la jornada laboral.Esto ha llevado a muchos investigadores, especialmente a partir del trabajo de Karl Polanyi, a sostener no sólo que el libre mercado no existe en la realidad –es, más bien, una idea de los economistas liberales que funciona en el marco teórico, pero no en el empírico–, sino que, además, cada vez que se defiende el libre mercado se está, en realidad, apoyando a determinados agentes económicos sobre otros. Las reflexiones económicas de Keynes y sus seguidores se basan también en esta constatación. Y que las políticas que se basan en la implementación del libre mercado no están meramente creando dicho mercado, sino favoreciendo a unos sectores sobre otros. Para saber más:
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Autores: Jesús de Felipe Redondo y Misael Arturo López Zapico (Universidad Autónoma de Madrid)